Al rojo vivo, Easy

La primera vez que leí a Walter Mosley fue de casualidad.

Visitar librerías de viejo para buscar novelas policíacas a buen precio, es un vicio que adquirí hace mucho tiempo. Pero hará un par de años atrás, retomé esta búsqueda con aún más interés. En ello estaba cuando di con un ejemplar de Rubia peligrosa , publicada en nuestro país en 2009. Me llamaron la atención el título y la portada. Con el libro entre manos, me di cuenta de que el escritor era el mismo de El Demonio vestido de azul, novela que por entonces todavía no había leído. De hecho sólo conocía el largometraje del mismo nombre, protagonizado por Denzel Washington. No me lo pensé ni un minuto y lo compré. El caso es que al hacerlo no sólo descubrí a un autor desconocido para mí, sino también todo un mundo, el mundo de Easy Rawlins.

Al rojo vivo, Walter Mosley, 2021/ Fotografía de mi ejemplar

El que haya leído algo del bueno de Easy Rawlins, sabrá que es el detective que protagoniza la obra de Walter Mosley. Easy es un detective poco corriente. Muy poco corriente. De hecho, lo que hace es meterse en un lío tras otro por un trabajo poco recompensado en el que recibe trompazos sin parar. Esto podría ser común en otros sabuesos de la literatura negra, pero a diferencia de Sam Spade, Lew Archer o Philip Marlowe, Easy tiene una vida familiar con sus correspondientes buenos momentos, pero también con sus quebraderos de cabeza.

En la lectura de Rubia peligrosa conocí a buena parte de los miembros de esta familia, y así de repente, caminé un poco a ciegas entre tanto personaje. No los conocía, eran nuevos para mí y me costó un poco pillar lo que movía la vida personal del detective. Esto os lo comento porque puede ser que le ocurra también a lectores que no conozcan la obra de Mosley y se atrevan ahora con Al rojo vivo.

En Al rojo vivo (título original Blood Grove, cuya traducción vendría a ser arboleda sangrienta) nos encontramos con un caso que transcurre durante el verano de 1969, en el que a Easy le contratan para averiguar que ocurrió durante cierta noche en una arboleda que produce la naranja sanguina, o de sangre (aquí el título original). Quien le contrata es un ex soldado de la guerra de Vietnam que sospecha que allí se produjo un asesinato. Pero está confuso, no lo tiene claro y le pide a Easy que aclare si en realidad ocurrió algo o no… y vaya si ocurrió.

El relato, como en las otras novelas de Mosley, nos llevará a un mundo sórdido de violencia, racismo, sexo, y drogas, los ingredientes habituales que conseguirán que no soltemos el libro ni para comer “naranjas”.

Una advertencia: Walter Mosley es adictivo.